La Iglesia española encarga a un despacho de abogados una auditoría independiente sobre los abusos sexuales. Suena bien, ¿no? Pero hay más: La auditoría de los abusos encargada por la Iglesia investigará el encubrimiento y propondrá indemnizaciones. E incluso aún más: La investigación sobre abusos sexuales encargada por la Iglesia a un bufete irá "hasta el final", incluirá a las órdenes religiosas e indemnizará a las víctimas.
Y todo lo anterior después de haber intentado comprar el silencio de las víctimas, haberse negado sistemáticamente a investigar y haber despreciado a quien lo hacía. Menudo giro de 180 grados, oye. Genial, vaya. Extraordinario.
Demasiado extraordinario, para ser realistas. Esos giros tan dramáticos simplemente no existen en según qué instituciones. Menos aún en la Iglesia Católica, que siempre ha avanzado sin pausa, pero sin prisa. Ahí hay gato encerrado, pensé.
Y vaya si lo hay. Resulta que Javier Cremades, presidente del bufete de abogados que llevará la investigación encargada por la Iglesia Católica, es miembro del Opus Dei. Ahí es nada. Pero es que hay aún más. Resulta que el mentado Cremades es, además, Presidente Ejecutivo de la Fundación Madrid Vivo, de la cual es Presidente de Honor el Excelentísimo y Reverendísimo Sr. D. Carlos Osoro Sierra; Carlos Osoro es nada más y nada menos que un sacerdote, arzobispo y cardenal español, arzobispo de Madrid, vicepresidente de la CEE y ordinario para los fieles de rito oriental de España.
Ahora me explico el interés de la Iglesia Católica de España en investigar los abusos sexuales en su seno. Con un arbitro que es uno de los suyos. Así cualquiera.
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