Interesante la serie de Okdiario sobre lo que ellos han llamado la crisis del elefante 10 años después (uno, dos y tres). Ya sabíamos de sobra que Juan Carlos de Borbón es un auténtico golfo. Pero lo que se confirma, una vez más, es que también es una mala persona:
Primero: Corinna Sayn-Wittgenstein, la ex compañera sentimental de Juan Carlos I, tomó la decisión de acelerar la repatriación de Botswana a España de Juan Carlos I cuando el jefe de Seguridad del monarca, Vicente García-Mochales, le espetó con voz de preocupación: “El Rey se nos muere. Sufre una hemorragia interna”.
Segundo: La parranda de la noche anterior en la que Su Majestad se había excedido con la bebida, sobre todo con el vino, y el golpe en la cadera tras pegarse un batacazo, colocaban la salud del jefe del Estado en una situación crítica.
Tercero: En las condiciones en las que se encontraba Juan Carlos I, el viaje en jet privado era todo un riesgo. Si durante las casi diez horas de vuelo se presentaba una urgencia, por ejemplo, mientras se sobrevolaba el Congo, resultaba difícil encontrar un lugar seguro de aterrizaje. Pero Corinna decidió evacuar en su jet privado a un Rey fracturado ante la pasividad de La Zarzuela y Moncloa, que pretendían evitar el escándalo.
Cuarto: Corinna jamás recibió unas palabras de agradecimiento ni por parte del Rey ni de La Zarzuela. El tiempo que ganó, al activar la repatriación de manera urgente sirvió para garantizar la seguridad de Juan Carlos I. Como premio recibió una operación secreta del CNI y del responsable de Prensa de La Zarzuela para minar su imagen. Los servicios de información, además, pusieron en marcha un plan para sustraerle documentos en sus oficinas de Mónaco. Incluso, el director del CNI, Félix Sanz Roldán, se desplazó a Londres, el 5 de mayo, para amenazarla, según denunció la princesa alemana.
Ni tan siquiera le dio las gracias a la mujer que posiblemente le salvó la vida. Ese es Juan Carlos de Borbón. Lo dicho, una mala persona.
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