Como dije, en el PP
parece que están emocionadísimos porque ven posible que, debido a la partidocracia española, puedan apoyarse en una serie de pequeños partidos nacionalistas y regionalistas y así no tener que meter a Vox en el Gobierno.
El problema de lo anterior es que muchos votantes del PP no quieren ver ni en pintura a un Feijóo pactando con no se sabe quién para hacer no se sabe qué. Y sí, todo es una estrategia electoral para ver si atraen votos socialistas. Incluso piensan que es posible un efecto Juanma Moreno, como en Andalucía, por el que los socialistas moderados decidan apoyar al PP para que no tenga que depender de Vox.
Puede ser. Pero también es posible que toda esa ingeniería electoral conduzca a que muchos votantes peperos de los más derechistas decidan apoyar a Vox para que ancle al PP a la derecha y no le den los números para una especie de sanchismo light. Y en este punto puede ser que los de Vox, cuando pase el verano y se haya olvidado el enorme patinazo de Tamames, decidan hacer su campaña electoral de cara a las generales en ese sentido, enfatizando que no se sabe lo que va a hacer el PP y que para obligarle a ser el PP de, yo qué sé, algo parecido a Aznar lo único que se puede hacer es votar a Vox.
Mucho ojo con los experimentos de ingeniería política que parece que tanto le gustan a Feijóo, ese socialdemócrata nacionalista gallego, que puede ser que al final le den la campaña hecha a Vox.
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