Que Irene Montero no sepa o no quiera responder a la pregunta de qué es una mujer no
es sorprendente. Va en su defensa de los privilegios de los transexuales que merman los derechos de las mujeres. Lo que si es sorprendente es esta afirmación:
Lo que amenaza a las mujeres -ha agregado- es el machismo, los agresores sexuales que convierten en inseguras nuestras casas, nuestras las calles y los espacios de trabajo.
Los agresores sexuales son los que, según Irene Montero, convierten en inseguras las casas, las calles y los espacios de trabajo de las mujeres. Y, claro, tiene toda la razón. El problema es que más de 700 de esos agresores sexuales se han beneficiado de la ley estrella de esta mujer, la del solo sí es sí, y más de 70 han sido directamente puestos en libertad, repito, por la ley del solo sí es sí.
Por un lado Irene Montero habla de que los agresores sexuales son un peligro para las mujeres y por otro hace una ley que claramente les beneficia. Una ley que, dicho sea de paso, ella quiere mantener en los mismos términos, sin elevar las penas a esos agresores sexuales. Ahí queda la enorme hipocresía de esta mujer, que tiene la cara de cemento armado.
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