domingo, 13 de agosto de 2006

Viviendo en la "alerta naranja" aquí en Estados Unidos

Hoy le dije a mi esposa unas palabras parecidas a las que le dije después del 11 de Septiembre del 2001. Con el agravante de que se las dije por teléfono, porque está de visita en otra gran ciudad de Estados Unidos. Le dije que si estos miserables atacasen la ciudad (de alto riesgo) donde vivimos (donde ahora estoy yo solo), que se olvide de mí y que se preocupe solamente por nuestros dos hijos, pequeños aún; que yo intentaría llegar hasta ellos, pero que si no lo consigo, que bajo ningún concepto venga aquí. No fue nada fácil decirle eso, y aún menos por tener que hacerlo por teléfono.

Supongo que habrá gente que pensará que si algo así sucediera, y mi esposa quedara viuda y mis hijos huérfanos, que, a mí y a ellos, nos estaría bien empleado, por "colaborar con el imperialismo yanqui" o algo parecido. Peor aún si fuera yo quien se quedara solo en el mundo (no quiero ni pensarlo). Pero habrá gente que les daría las razón a los miserables asesinos terroristas islámicos.

Mi esposa y mis hijos viajarán en avión, en una línea aérea de Estados Unidos, de regreso a casa en los próximos días. Podrían ser unas víctimas de estos locos aberrantes.

¿Por qué digo esto? Porque todos, cualquiera, estamos en el punto de mira de estos seres sedientos de derramar sangre inocente.

O nosotros o ellos. No hay alternativa.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. Es imprescindible tomar conciencia de los difíciles momentos que estamos viviendo. El terrorismo islamofascista de Hamas, Hezbollah y Yihad Islámica, apoyados y financiados por Siria e Irán, y Al Qaeda, tienen un objetivo común que es destruir en un caso a Israel y en el otro las democracias occidentales.

    Tras destruir todo lo que representa occidente pretenden instaurar un califato mundial (ya lo dijo el segundo de Ben Laden) desde Iraq hasta Al Andalus. Si España, para que se enteren los progres españoles y europeos.

    Ya en el pasado tuvimos que hacer frente al nazifascismo y sólo después de mucha sangra y lágrimas, en palabras de Churchill, la democracia venció al totalitarismo. Si Europa se mantiene firme y unida a Estados Unidos y a Israel, podremos vencer al fascismo islámico.

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