Hace alrededor de año y medio expliqué el sentido de mi voto. Hoy, de cara a las próximas elecciones, tanto autonómicas y municipales como las posteriores generales, mi apoyo irá para Ciudadanos.
No será un apoyo con mucha ilusión, sobre todo por la defensa que hacen del aborto. También es evidente que son socialdemócratas en casi todo. Pero es que esa defensa del aborto la hace también el PP, que también es socialdemócrata en casi todo. Con la diferencia de que al menos Ciudadanos no hunde sus raíces en el franquismo, como sí hace el PP. Ni tampoco está lleno de corrupción hasta el cuello, como lo está el PP (que ya casi recuerda los últimos tiempos del felipismo, que ya es decir).
Y entonces, una vez eliminados el PP (por las razones resumidas anteriormente) y todo lo del PSOE hacia la izquierda (por razones obvias), fuera de Ciudadanos, ¿que hay?
Por la derecha un partido, Vox, que a mí me huele a extrema derecha. Puede que no lo sea, pero lo que sí sé es que los de la extrema derecha es al partido que apoyan. Que es casi lo mismo. Además de que sus posibilidades de conseguir representación parlamentaria son bastante cercanas a cero (como ya se vio en las elecciones andaluzas).
Por el lado liberal el P-Lib. Ya he expresado que discrepo profundamente de muchas de sus ideas, pero aún así tal vez podría votarles. Pero siempre he sido de voto útil y no idealista. Y votar P-Lib sería sencillamente un voto testimonial, ya que las posibilidades que tienen de conseguir representantes son simplemente nulas.
Y, claro, UPyD, a quien antes yo apoyaba. Pero que ya está en pleno proceso de descomposición. Su egocentrismo y sus peleas internas han hecho que ya estén al borde de la desaparición, y que su recuperación sea prácticamente imposible. Me dijo una vez un profesor que no mirara donde estaba una persona, sino la dirección que llevaba. Y la dirección de UPyD es clara, cuesta abajo y sin frenos, rumbo a estrellarse en las generales (si es que consigue llegar a ellas).
Así que, visto lo visto, mi apoyo va a Ciudadanos. Por lo menos no tiene raíces franquistas ni (por ahora) contaminación de la corrupción. Que no es poco. Y es que no siempre es mejor malo conocido que bueno por conocer. Por lo menos en esta ocasión me arriesgaré a bueno por conocer antes que malo (muy malo) ya conocido. Confio por eso, sin ningún idealismo, en que al menos Ciudadanos sea un viento fresco que intente hacer desaparecer el fétido olor que impera en la política española de derecha a izquierda.
Por todo ello, sin demasiada ilusión y como mal menor, mi apoyo es a Ciudadanos.
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