Bueno, al final la sangre de la que me hice eco por aquí de un profundo enfrentamiento brutal entre el independentismo catalán y el Estado no llego al río. Por ahora. Porque la cosas estan feas y en un futuro más o menos cercano cualquier cosa puede pasar. Pero vayamos por partes.
Ayer Torra demostró tres cosas respecto a Puigdemont. Que es mucho más cobarde, que es mucho más radical y que es mucho más inconsciente. Es mucho más cobarde porque ni se ha trevido ni se atreverá a desafiar la legalidad como lo hizo aquel; se limita simplemente a exarcebar los ánimos de los violentos, pero quedándose él a buen recaudo (tanto físico como legal). Es mucho más radical, cosa que ya sabíamos por sus escritos. Pero lo peor es que es mucho más insconciente, porque hay que serlo para animar a los radicales violentos a que sigan en sus desmanes.
Lo que estamos viendo es una esquizofrenia política (y, mucho ojo, de seguridad ciudadana) del independentismo en general y del propio Torra en particular, que por un lado anima a los radicales violentos de a pie a que persistan en sus hechos, pero por el otro los Mossos d'Esquadra, mayormente independentistas y todos ellos al mando del mismo Torra, se ven obligados a repeler las acciones instigadas por el President y por el independentismo. Algo así no se puede sostener por mucho tiempo.
El problema es que la bestia independentista radical violenta ha sido alimentada y desatada (grandemente por Puigdemont y hasta el extremos por Torra) y cuando quieran encerrarla no va a sar fácil. Y esa bestia se puede volver contra ellos. Aún más. Porque volverse ya se está volviendo, como se pudo ver ayer en el intento de asalto al Parlament (que llevó a que los Mossos tuvieron que refugiarse dentro hasta que llegaron refuerzos y pudieron imponer el orden) y en los abucheos al propio Torra (que tuvo que ser escoltado).
A Torra lo único que le importa es su propio pellejo. Y mientras sean otros los que hagan de estúpidas fuerzas de choque a pie de tierra, todo bien con él. Por eso los animó y me temo que los seguirá animando mientras él está bien protegido, legalmente por no tomar decisiones que le comprometan y físicamente por sus escoltas.
Pero eso es muy peligroso. Porque algo puede salir mal. Cuando la violencia toma las calles algo fuera de control puede pasar. Y, lo diré claramente, ese "algo" puede ser un muerto. O varios. Y entonces la cosa si se va a poner mal de verdad. Muy mal. Mucho. Demasiado.
La esquizofrenia política del independentismo catalán, personificada en la figura de Torra, nada más y nada menos que President de la Generalitat de Catalunya, es extremadamente peligrosa. Y puede que llegue a ser suicida para ese independentismo catalán. El problema es que, antes de suicidarse, se lleven a otros por delante.
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