Me ha pasado
varias veces que un americano al saber que soy español me pregunta, casi con admiración,
sobre los reyes y esas cosas en España y
Europa. Cuando le respondo que son reminiscencias de un pasado en el que sus ancestros tenían una injusta autoridad casi total (en muchos casos sin el casi) sobre vidas y haciendas, y que es algo que contradice por completo la democracia y, aún más, la libertad, normalmente muestra algún tipo de frustración, en muchos casos casi infantil, como cuando un niño descubre que los Reyes Magos no existen.
Me vino esto a la mente al leer que Jill Biden pide conocer a la Reina Letizia y ésta la recibe en el palacio de la Zarzuela. Supongo que la Primera Dama estadounidense esperaría ver en Letizia Ortiz Rocasolano algo que no había visto anteriormente en el común de los mortales estadounidenses.
Con esas actitudes no me extraña que haya habido tantas historias de sujetos con falsos titulos nobiliarios que han estafado en Estados Unidos a muchos miembros de la high class. Les está bien empleado.
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