Es evidente, en Cataluña no hay libertad. Es lo que me vino a la mente cuando leí en el blog de Victoria Prego su texto Yo vi a los fascistas pegar a los Ciutadans.
Evidentemente es lamentable que un energúmeno golpee en la nuca a un ciudadano por el hecho de que éste último pretende hablar públicamente, que es lo que hizo un salvaje nacionalista al periodista Arcadi Espada.
Pero lo verdaderamente terrible es que las fuerzas del orden público catalanas no hicieron absolutamente nada para salvaguardar la libertad de Arcadi Espada y los que con é estaban. O hicieron muy poco, poquísimo.
Cuando leemos el relato vivido en primera persona de Victoria Prego nos encontramos con un grupo de ciudadanos libres (¿libres?) a quienes se les impidió entrar a escuchar una conferencia; varios de ellos fueron empujados y golpeados; algunas mujeres fueron agredidas sexualmente; todos ellos fueron insultados y amenazados; después de la conferencia tuvieron que salir por la puerta de atrás, privándoseles de la libertad de circulación.
Lo terrible es que ninguno de los agresores fue detenido por los Mossos d'Esquadra, que se limitaron a que no se agrediera más a los participantes.
Espantoso que se viole de esa manera la libertad de unos ciudadanos catalanes y las fuerzas del orden no hagan nada.
Victoria Prego, excelente como siempre, lo deja muy claro:
Estas cosas ya las hemos visto y las conocemos. Conocemos la actuación terrorista de los 'camisas pardas' nazis y sabemos como actuaban los camisas negras. Desgraciadamente, estos engendros repiten toda la sordidez de aquel terror.
Y, por supuesto, con la colaboración de los Mossos d'Esquadra.
Estamos hablando de la imposición del terror contra las ideas disidentes con la colaboración de la policía. Eso es lo que sucedió en Cataluña. Y eso es sencillamente espantoso.
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