Era solamente una niña. Tenía 14 años. Estaba bajo la protección de la Comunidad Valenciana. Y un profesional del centro aprovechaba las noches para abusar sexualmente de ella. Degenerados hay en todas partes, sin duda.
La Justicia piensa que su mujer (ahora ex), que dirigía la institución política de la que dependía el centro, le protegió, acusando incluso falsamente a la niña abusada. Pero ella se niega a dimitir de su cargo. Tampoco es que ello sea sorprendente, porque de una degenerada así cabe esperar cualquier cosa.
Estamos hablando, evidentemente, de Mónica Oltra, vicepresidenta de la Comunidad Valenciana.
Pero el problema no es ella (qué también, claro está). El problema es el silencio de las que deberían hablar para condenar esa actuación. ¿Dónde está Yolanda Díaz, la vicepresidenta de la de las cosas chulísimas, que pretendía apoyar su proyecto en esta tipa? ¿Dónde están Irene Montero e Ione Belarra, las ministras que dicen defender tanto a las mujeres y a la infancia, sobre todo del machismo abusador sexualmente, con lo que deberían defender doblemente a una niña abusada sexualmente por un profesional y señalar a la sujeta que le protegió? ¿Dónde está Nadia Calviño, la vicepresidenta feminista que no se hace fotos cuando ella es la única mujer en un grupo de hombres, ante este ataque protegido suciamente por la mujer del abusador? ¿Dónde está Mónica García, la en sus palabras médica y madre, opinando como ambas de este cochino asunto?
Y no solo las, sino también los. ¿Dónde están los Iñigo Errejón, Pablo Echenique, Pedro Sánchez, Gabriel Rufián y compañía? ¿Dónde está el presidente valenciano, el socialista Ximo Puig, que no se atreve a cesarla? ¿Dónde están los compañeros (y compañeras) del partido de Oltra, Compromís, que la siguen apoyando?
¿Dónde estás todas ella y todos ellos? ¿Dónde? Todes elles callades; todites, todites; calladites y bien calladites. Ni uno solo de ellas o ellos ha abierto la boca.
¿Qué no dirían si la investigada por la Justicia fuera Inés Arrimadas? ¿O Isabel Díaz Ayuso? No digamos ya Macarena Olona o Rocío Monasterio.
Yo sigo siendo un estúpido idealista. Pero cada día un poco menos. Porque yo pensaba que hay límites que la izquierda no cruzaría jamás. Y uno era este. El de una mujer de la política protegiendo a su marido por abusar sexualmente de una niña. Nunca se me pasó por la mente que los hombres y, más aún, las mujeres de izquierda pudieran apoyar con su silencio un asunto tan sórdido, tan sucio, tan bajo como el que comentamos.
Pero debo reconocer que a mí la izquierda española no deja de sorprenderme. Y mucho me temo que así continuará en el futuro. Siempre se esfuerzan en superarse a sí mismos. Como en el presente caso. Que ya es decir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.