Sé por experiencia lo exigente que es el tenis. Lo practiqué como aficionado por un montón de años como aficionado, desde mi juventud hasta que tenía más de treinta años. Mi pasión por este deporte me costó dos esguinces, en cada pie, uno malo y el otro peor. Evidentemente mientras el problema se arreglaba no pude jugar, con el primero no mucho tiempo, con el segundo bastante más.
Por eso lo que está haciendo Rafael Nadal me parece simplemente extraordinario. Bueno, que siga ganando torneos como el Roland Garros, con 36 años y con una lesión crónica en uno de los pies, más que extraordinario es increíble. Completamente increíble.
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