Pedro Sánchez ha reconocido implícitamente (bueno, casi explícitamente) que Pablo Iglesias no defiende la democracia española (no es que no la defienda, es que no cree en ella, que es diferente).
Y a este sujeto ha tenido como socio preferente para la negocación para ganar la investidura hasta hace cinco minutos. ¿Y ahora se da cuenta? Evidentemente no. Lo sabía de sobra desde hace mucho. Desde siempre. En ese sentido es muy interesante el artículo de Victoria Prego Sánchez cuenta por fin la verdad pero se pilla los dedos.
Pedro Sánchez se ha comportado desde siempre como un trilero. Y en ello sigue. Pretendiendo tomar por tontos al personal.
Lo único bueno de esto es que si hay nuevas elecciones en noviembre (y hay grandes posibilidades de que así sea, vistas las descalificaciones personales entre Iglesias y Sánchez) nos vamos a divertir en cantidad con la campaña electoral de cuchillos largos entre estos dos personajes.
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