Cuando escribo estas líneas (1.52 de la madrugada en Houston) de este texto que programaré para dentro de unas horas me encuentro con estos resultados oficiales de la Casa de Representantes:
Y estos otros resultados, también oficiales, del Senado:
Había decidido durante el día escribir este artículo, pero por si acaso cuando entro en la CNN me encuentro con este titular:
Que se amplía así al pinchar en la noticia:
Pareciera que me han leído la mente y escriben el titular de cuatro palabras a toda página en plan recochineo.
Y esto no está sucediendo en un país africano, o asiático, o sudamericano. Nada de eso. Está sucediendo en el país con más tecnología del mundo, que tiene voto electrónico, y en la nación con la democracia más antigua, sistema sobre el que se fundó. Mientras tanto, por ejemplo, en España, un país con mucha menos tecnología, con voto en urna y con una democracia de únicamente unos pocos decenios, los resultados de una contienda electoral nacional están terminados a las dos o tres horas de cerrados los centros de votación.
Hay una palabra en inglés que es la más apropiada para lo que está sucediendo: unacceptable. La traducción literal es inaceptable, pero la palabra aquí en Estados Unidos es mucho más fuerte que eso. Es aplicable a algo para lo que hay la menor excusa. Y así es el actual proceso de votación y conteo, cuyos retrasos ya se van convirtiendo en algo normal elección tras elección. Unacceptable.
Ya va siendo hora de que los dos grandes partidos del país se pongan de acuerdo para implementar en cada estado (recordemos que toda la organización electoral es a nivel estatal) un sistema de votación rápido y eficaz a la hora de dar a conocer los resultados. Y, por supuesto, seguro e incuestionable. Se necesita hacerlo lo más rapido posible, antes de las próximas elecciones. De lo contrario puede ser que haya que lamentarse.
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