Al final en las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, celebradas el martes, los republicano no arrasaron, que era lo que apuntaban las encuestas. Tanto es así que aún en este momento no están listos los resultados definivostos, por la igualdad en bastantes circunscripciones y por esa misma igualdad a nivel de los números totales de la Cámara de Representantes y del Senado.
Todo apunta a que en la Cámara (el equivalente al Congreso español) los republicanos van a conquistar la mayoría, aunque por menos de lo que esperaban:
Pero el asunto en el Senado no será tan sencillo:
Como nota previa decir que, del total de 100 senadores, el Partido Republicano necesita 51 senadores, mientras que al Partido Demócrata le bastan 50. La razón, que en caso de empate quien lo rompe es quien ocupe la Vicepresidencia del país, que actualmente es la demócrata Kamala Harris.
Como se puede ver en el mapa anterior, ahora mismo hay un empate a 48 senadores. Quedan cuatro senadores en el alero. Parece, por los números actuales, que los de Alaska y Nevada caerán del lado republicano, mientras que el de Arizona irá a parar al saco demócrata. Eso nos da unos números de 50 para los republicanos y 49 para los demócratas. ¿Y el otro? Pues es el senador de Georgia, del que hay que hablar aparte.
En Estados Unidos cada estado tiene sus propias normas de elección. Las de Georgia dicen que un candidato para ganar un asiento debe tener más del 50% de los votos emitidos. Y eso, curiosamente, no ha sucedido. Warnock, el senador actual, demócrata, ha obtenido el 49.2%; Walker, el aspirante, republicano, ha cosechado el 48.7%; y Oliver, libertario, se llevó el 2.1%. Con estos números se hace necesaria una segunda vuelta, entre los dos primeros, que se celebrará el martes 6 de diciembre.
En condiciones normales se podría decir que los libertarios se inclinarían por votar por el republicano, dándole la victoria. Pero es que la votación del 8 de diciembre por el senador de Georgia será de todo menos normal. Los electores de este asiento decidirán quien controla el Senado de Estados Unidos, y de esta elección estará pendiente no solamente todo el país, sino una buena parte del mundo civilizado. Georgia se convertirá por un día, por decirlo así, en la capital política del mundo. Y en esas condiciones cualquier cosa puede pasar. Porque muchos de los que no votaron el martes lo harán en el desempate, dada la importancia del mismo para la nación.
Lo único que resta, por lo tanto, es ver si se cumplen las previsiones de los senadores de Alaska, Nevada y Arizona y luego, de ser así, quedar pendientes de las encuestas del de Georgia de cara al 8 de noviembre.
No se puede pedir más emoción, al menos para un espectador de la política como yo, de la del otro lado del Atlántico, pero de la de aquí también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.