Sin daño no hay delito y no hay ofensa sin víctima. Es una máxima del Derecho. Para que algo este mal tiene que hacer daño a alguien. Si nadie es perjudicado, no hay ofensa.
Si lo anterior lo aplicamos al adjetivo filoetarras, dirigido siempre a los líderes políticos de Bildu, lo más lógico sería que ellos se dieran por ofendidos. Pero, curiosamente, no es el caso. Nunca han mostrado la menor queja. Más bien al contrario. Lean este ejemplo:
Por el contrario, la portavoz de EH Bildu en el Parlamento de Navarra, Bakartxo Ruiz, ha defendido los homenajes a exreclusos etarras. Así, ha afirmado que hay "mucha manipulación y muchos intereses concretos por parte de muchos sectores, que mienten deliberadamente y obvian la realidad". "Apostamos por la convivencia, por la memoria de todas las víctimas", ha dicho, para indicar que "habría que darle sentido de normalidad a que a personas que han estado 30 años en la cárcel sus amigos y familiares los puedan recibir".
Creo que está meridianamente claro. Si a Bildu se les llama filoetarras y ellos no se molestan, no hay ofensa. Punto.
Pero el adjetivo filoetarras sigue molestando. No a Bildu, precisamente. ¿Entonces a quién? La respuesta es clara. A los que pactan con Bildu, a los que pactan con los filoetarras, algo que hacen para seguir en el poder, pero que no quisieran que se sepa que están llegando a acuerdos con amigos de terroristas.
Por cierto, como se preguntó Inés Arrimadas hace unos días: ¿Cómo se les llama a los que pactan con filoetarras? Muy buena pregunta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.