Jaime Peñafiel me cae mal, no solamente por ser monárquico y por su apoyo incondicional a Juan Carlos de Borbón, sino por su personalidad que parece transmitir que se cree superior al resto de los mortales, pero que en un acto de generosidad se digna dirigirse a ellos. Pero bueno, ese no es el motivo de este texto. Hace unos días, no sé muy bien la razón, empecé a leer una entrevista a él. La verdad es que me captó la atención y la leí hasta el final. Nada nuevo. Defensa del Emérito y ataques a Felipe VI. Actitud de perdonavidas a raudales.
Pero sí me llamó poderosamente la atención un detalle. Peñafiel relata una conversación que tuvo en un acto público con Letizia, buscada por ella, en la que la reina le trato de forma totalmente maleducada, llegando a gritarle. Pero en lo que más me fijé fue que en un momento dado ella le dice a él: «Antes de hablar y de escribir, llama a Zarzuela». Así, en plan ordeno y mando.
Siempre lo he dicho. Son unos actores. Buenos actores, eso hay que reconocerlo. Pero nada más. Y en cuando uno rasca un poco (muy poco) bajo esa teatral cáscara lo que se encuentra es que son unas personas que se creen superiores a las demás por formar parte de la Monarquía.
Felipe ya mostró lo que da de sí en una conversación que mantuvo con una chica republicana, en la que finalmente tuvo que tapar su falta de conocimientos (¿de verdad este señor estudió Derecho?) con una chulería que produce vergüenza ajena (y ante una chica que se comportó siempre educada y respetuosa con él, mucho más que él con ella). Ahora lo vemos también en Letizia.
No han cambiado ellos, han cambiado los tiempos. Y tienen que adaptarse a esos tiempos para seguir manteniendo sus privilegios. Pero dentro de ellos siguen siendo igual de monarcas absolutistas como lo fueron sus antepasados hace siglos. ¡Ay si pudieran! Menos mal que no pueden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.