He visitado México y Nicaragua. Me han comentado de Honduras, Guatemala, El Salvador (en este país parece que Bukele está haciendo algo sobre el asunto).
Las llamadas pandillas controlan zonas enteras, donde nada se mueve sin su permiso. Lo hacen a base de violencia. No hacen prisioneros, no hay cárceles. En el mejor de los casos hay tortura, en el peor la muerte. No es juego, son asesinos sin conciencia.
Este es un fenómeno que se multiplica, con algunas diferencias, por muchos enteros en los países del Magreb, más aún en los países del África subsahariana, en estos últimos donde continuamente suceden cosas (que quedan impunes, claro) que ponen los pelos de punta.
Ahora están también en España. Desde los institutos; puede que incluso antes. Han llegado para quedarse. Y lamento decir que lo de ahora es solo el principio. Por desgracia.
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