Varias veces he hablado de que antes de las elecciones los socialistas, personificados antes en la persona de Zapatero y ahora en la de Rubalcaba, iban a intentar sacar un conejo de la chistera para deslumbrar a los votantes y ganar a última hora. Ganar, lo que se dice ganar, es evidente que ya es imposible que lo hagan, pero al menos podrían intentar amortiguar el morrocotudo golpe que les auguran las encuestas.
Y en éstas estamos cuando aparece Arzalluz y dice nada más y nada menos que el final de ETA es probablemente cuestión de días, y en cualquier caso durante el Gobierno socialista (o sea, antes de las elecciones, se entiende).
Nada de lo que sorprenderse, dicho sea de paso. Si a ETA y al submundo nacionalista radical que la rodea una victoria del PP les fastidia mucho, que dicha victoria sea lo aplastante que se predice les debe producir auténtico horror. Por lo tanto, harán lo que esté en sus manchadas manos de sangre para, ya que no pueden evitar la victoria del PP, al menos intentar que la misma sea lo más corta posible.
Algo que con total claridad sale Ardanza a corroborar.
Así están las cosas. Parece que se acerca la hora de que los socialistas, con Zapatero de Presidente y Rubalcaba de candidato, hagan su último espectacular (nunca mejor dicho) esfuerzo de cara a las próximas elecciones generales. Lástima que dicho esfuerzo tenga que venir de las ensangrentadas manos etarras.
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