'Nuestro error fue creer en Obama, es mejor creer en nosotros mismos'.
Y han tardado casi tres años en darse cuenta. Tiene narices la cosa. No estaría nada mal que la gente, en vez de buscar políticos en quien creer, creyesen en sí mismos, en sus propias posibilidades, en su gran potencial, y se esforzaran por convertir todo ello en algo práctico. Es decir, que fueran liberales, con todos los matices que quieran.
Y sí, los "indignados" de Estados Unidos se convirtieron en liberales... por un día. Después buscarán a otro gurú en quien creer, para poco después "indignarse" contra él.
No puedo evitar que me venga a la mente España. Recuerdo a aquel "gran hombre" llamado Felipe González y la ilusión que despertó... solo para romper sus promesas, meter a España en la OTAN, crear el terrorismo de Estado, elevar la corrupción hasta límites inimaginables y entregar un país hecho unos zorros. Pasó el tiempo del aburrido y realista Aznar, y llegó el fervor zapaterista de los primeros tiempos, cuando se podía vivir de las vacas gordas heredadas. Pero ahora, con un Zapatero reconvertido en realista por la fuerza de los hechos, tanto en política económica como en política exterior, los "soñadores" españoles, huérfanos de su "soñador mayor" (Rubalacaba ya no sirve ni para eso) salen a la calle diciendo que ya no creen en ningún político y que quieren poner todo patas arriba. Ya se les pasará. Ya aparecerá otro "gran soñador" o "gran soñadora" (¿Carme Chacón?) en quien ilusamente creer, hasta que la realidad vuelva a imponerse. Y vuelta a empezar. Que poco espacio hay para el optimismo, que poco.
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