Un ministro acusado por un empresario de aceptar sobornos. Agentes secretos siguiendo a la jueza que instruye el caso. Robo de ordenadores en los que había información sobre el asunto.
Pareciera el argumento de una pelicula, pero es la realidad que está viviendo España actualmente, una España que cada vez se parece menos a una democracia consolidada y más a Sicilia.
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