martes, 19 de noviembre de 2013

Iglesia Católica: libertad, mujer y sexo

He visto un par de artículos en Red Liberal en los que se hace una defensa casi incondicional (tal vez sin el casi) de la Iglesia Católica. Quiero intentar exponer brevemente por qué no estoy de acuerdo con ello.

En Archipiélago Duda se afirma esto: "La libertad es un concepto central del catolicismo". Pues va a ser que no. Ni en el pasado ni en el presente. En el pasado remoto se persiguieron y mataron a multitud de personas desde la Iglesia Católica solamente por sus ideas (por ejemplo, la Inquisición). En el pasado reciente tenemos dictaduras asesinas de derechas apoyadas descararadamente por el catolicismo (Franco, Videla, Pinochet). Pero es que aún hoy en día en determinadas áreas de América Latina desde el catolicismo se sigue persiguiento a personas por sus ideas religiosas diferentes (en el sur de México, por ejemplo). Y es que cuando la Iglesia Católica ha aceptado la libertad ha sido por la fuerza, porque no le quedaba más remedio. Y a regañadientes. Aún hóy en día.

En Contado Estrellas se defiende la sumisión biblica de la esposa al esposo, en la que aquella respeta la autoridad de éste en función de que él se sacrifique por ella. En teoria nada que oponer.

[Actualización: Bueno, parece que entendí mal al escritor del mencionado blog. Lo que él defiende no es lo que yo pensaba, sino esto: "El amor excluye todo género de sumisión, en virtud de la cual la mujer se convertiría en sierva o esclava del marido." Pido perdón por el malentendido. A partir de aquí no cambio ni una coma de lo que sigue en mi artículo.]

Pero en la práctica la Iglesia Católica ha defendido en el pasado y lo sigue hacienda en el presente una sumisión casi incondicional de la esposa al esposo. No hace mucho cuando una mujer llegaba al confesionario a hablar de maltrato físico de su marido, los consejos del cura eran que tenía que aguantar, que tenía que sacrificarse, que era el padre de sus hijos, y cosas por el estilo. Nada de aconsejarla separarse y denunciar los hechos. Y eso es lo que sigue pasando hoy en día en muchísimos lugares de, por ejemplo, América Latina.

Por no hablar de los casos de escándalos sexuales con menores dentro de la Iglesia Católica, donde el escándalo mayor no fueron en sí los hechos, sino la protección que los miserables tuvieron por parte de sus superiorses eclesiásticos, que al enterarse de los hechos se limitaron a mudarlos a otra parte, donde pudieron seguir haciendo sus barbaridades sexuales.

Podría escribir más sobre el tema, pero creo que el asunto está claro. Que ahora la Iglesia Católica quiera ser algo así como la eterna defensora de los derechos me causaría gracia a no ser por la gravedad de dicha falsa afirmación. La realidad es que ha cambiado donde los tiempos y las circunstancias la ha obligado. Y donde esa obligación no ha llegado, la Iglesia Católica sigue siendo la misma de antes, la misma de siempre.

5 comentarios:

  1. "En Contado Estrellas se defiende la sumisión biblica de la esposa al esposo".

    Haz el favor de no mentir: en los comentarios de esa entrada de hecho cito estas palabras de Juan Pablo II: "El amor excluye todo género de sumisión, en virtud de la cual la mujer se convertiría en sierva o esclava del marido."

    Me indigna que manipules así mis palabras atribuyéndome justo lo contrario de lo que he defendido. Allá tú y tus prejuicios contra los católicos, pero eso no te da derecho a andar mintiendo sobre lo que dicen los demás.

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  2. Hombre, Elentir, cuanto tiempo. Creo que habías dicho que jamás ibas a volver por aquí. Pero bienvenido de nuevo. Ya sabes que aquí no se te borran los comentarios, aunque en ellos me acuses de mentir.

    Yo pensaba que defendías el título del libro, “Cásate y sé sumisa”. Y también esta frase literal que copias del libro: "“la sumisión indica otra lógica: la del servicio recíproco, que es el servicio al que está llamada la mujer”. Y esta otra: “ser sumisas significa, literalmente, estar por debajo para ser el apoyo de todos los miembros de la familia, para acompañar a los más débiles. Es una cualidad propiamente femenina, a pesar de lo que diga la revolución feminista.” Y sobre todo ello nada tengo que oponer, como dije en mi artículo.

    Pero, muy propio de ti, intentas con tu comentario desviar la atención del centro de mi artículo, que es esto:

    "Pero en la práctica la Iglesia Católica ha defendido en el pasado y lo sigue hacienda en el presente una sumisión casi incondicional de la esposa al esposo. No hace mucho cuando una mujer llegaba al confesionario a hablar de maltrato físico de su marido, los consejos del cura eran que tenía que aguantar, que tenía que sacrificarse, que era el padre de sus hijos, y cosas por el estilo. Nada de aconsejarla separarse y denunciar los hechos. Y eso es lo que sigue pasando hoy en día en muchísimos lugares de, por ejemplo, América Latina."

    Y sobre eso que escribo yo no dices nada. Porque no puedes, claro.

    Saludos cordiales, Elentir. Ya sabes que aquí puedes escribir sin miedo a que se te borren los comentarios.

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  3. ¿Qué es lo que no puedo contestar? ¿Tus topicazos sobre los católicos, tus ataques a la Iglesia? No pretendas que pierda el tiempo intentando apearte de tus prejuicios. Sólo aspiro a que entiendas que hay una diferencia entre defender la libertad de expresión de una escritora y suscribir su opinión. Mi opinión sobre el papel de la mujer en el matrimonio ya la he expresado.

    Por cierto, tu derecho a la propiedad te permite hacer con tu blog lo que te dé la gana, incluso borrar comentarios. Respeta tú ese derecho cuando lo ejercemos los demás. Y lo dejo aquí, que te creo capaz de dedicar a esta conversación una entrada o dos y no está en mi intención alimentar el afán de nadie por llamar la atención.

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  4. Elentir, a ver si me desbaneas, hombre. Que te echo mucho de menos. Además, sabes que jamás insulté. Sé buen cristiano y buen liberal, y devuélveme el acceso a tu obra, por favor.

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  5. Mira, Elentir, por mí puedes hacer lo que te venga en gana. En este blog se permite disentir, hasta a ti.

    Siempre estás igual. Atancando al escritor, pero sin entrar a debatir el fondo del escrito. Cansas un poco, la verdad.

    Y mira, con tu blog puedes hacer lo que te parezca. A mí me borraste un comentario hace mucho tiempo, solamente porque mostraba de forma respetuosa mi discrepancia contigo. Nunca más volví a escribir allí (excepto para mostrarte mi solidaridad cuando te amenazaron de muerte). Y, por supuesto, no volveré a escribir.

    Cuando yo quiera escribir sobre algo que tú hayas escrito lo hare aquí. Te guste o no. Porque, afortunadamente, aquí no me puedes impedir que escriba lo que me parezca. Y aquí podrás rebatirme siempre (mientras lo hagas con algo de respeto, porque incluso te he permitido, como has visto, acusarme de mentir cuando, en todo caso, era un simple error por mi parte, que podías haber marcado sin tanta histeria).

    Por lo demás, sigues sin contestar al fondo de la cuestión, que es la hipocresía de la Iglesia Católica al defender públicamente una cosa y practicar otra secretamente en los confesionarios. Es tu derecho.

    Saludos cordiales y hasta cuando quieras. Aquí, por supuesto, porque ya sabes que es el único sitio donde podermos intercambiar opiniones diferentes, ya que en tu blog hay que estar de acuerdo contigo para opinar.

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