Recuerdo como, estando yo en Miami, en vísperas de la anunciada primera victoria de Hugo Chávez llegaban y llegaban venezolanos con todo su dinero, huyendo del más que previsible comunismo que se avecinaba (produciendo, lo recurdo muy bien, un considerable incremento en los bienes inmuebles, ya que era donde masivamente invertían sus fondos). No se equivocaban. Hoy Venezuela es un país destruido, comparable posiblemente en muchos aspectos a Nicaragua (país este último que conozco personalmente).
La última ocurrencia de Maduro daría gracia de no ser por el dramatismo que encierra, que puede llegar a convertirse en tragedia. ¿A quién se le puede ocurrir confiscar y vender a bajo precio determinados artículos, con el agravante de que, además, no son artículos de primera necesidad? A él. Recuerdo que cuando leí la noticia pensé que con esos truenos nadie va a invertir en Venezuela y los que puedan se marcharán a toda prisa, además de que aquellos que no puedan irse se dedicarán a otra cosa que no sea invertir su dinero para que el Gobierno se lo quite. Es literalmente como matar la gallina de los huevos de oro. La gente tendrá todo lo que quiera por unos pocos días, unas pocas semanas a lo máximo. Y después, nada.
Venezuela es un país productor y exportador de petróleo. Es decir, que tiene suficientes recursos para que a su población no le faltara de nada. Pero, en cambio, le falta de todo, por culpa de un comunismo fanatico y sin sentido. No me explico la razón por la que los gobernantes venezolanos no han optado por seguir una senda izquierdista similar a la de Brasil o Chile, con una socialdemocracia que se lleva bien con el libre mercado.
En cambio Maduro ha entrado en una senda explosiva que es la de que echar la culpa de todos los males a los que tienen algo, un camino en el que, conociendo su nulo juicio, perseverará hasta el final, cueste lo cueste. Y puede que lo que cueste sea mucho, demasiado. Porque en esas condiciones los pobres culparán de todos sus males (que serán muchos, cada vez más) a los ricos. Y ese cículo vicioso solamente tiene un final, que no es otro que el enfrentamiento civil entre los venezolanos. Pobreza y guerra. Como siempre digo en estos casos, me quiero equivocar.
Has puesto "explosiba". Ojo que es con v.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Burro; aunque más bien el burro soy yo :) Error corregido. Un saludo.
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