El Mundo se hunde (se veía venir desde la salida de Pedro J. y su entrega al poder). El País se tambalea. Ignoro como están otros diarios, como La Razón o ABC por ejemplo, pero supongo que no muy bien.
Aparecen las plañideras de rigor, diciendo que es una crisis del periodismo y tal. Pues yo creo que no. Es una crisis del periodismo en papel, evidentemente. Algo que se preveía desde que el auge de internet se convirtió en imparable. ¿Quién va a querer pagar para saber lo que ocurrió ayer cuando puede saber completamente gratis lo que está sucediendo en este mismo momento? Sí, claro, algunos románticos idealistas... y pocos más. Porque la inmensa mayoría se va a ir (se ha ido ya) a la internet y a la información al instante.
Se dice que eso va a repercutir en la calidad. Más llanto. Periodismo de buena y mala calidad lo ha habido siempre, en papel. Y lo seguirá habiendo siempre, en internet. Lo que hay que enfrentar es la sustitución del periodismo de papel por el periodismo de internet. Y claro, aquel se resiste a morir, como se resistía el telégrafo ante la aparición del teléfono.
Pero lo anterior no quita para que se reconozca lo que pienso que es un hecho evidente, el excelente momento por el que pasa el periodismo escrito. Aunque esa escritura no sea en papel, sino en internet. Hoy en día hay más medios informativos digitales de los que hubieramos podido imaginar hace diez años, y de todos los gustos y tendencias políticas y sociales (y eso en español, que si hablamos del inglés, ni digamos). Así que no hay crisis del periodismo.
Es más, hoy en día cualquier periodista o grupo de periodistas puede fundar un medio informativo en internet por no demasiado dinero. Hasta hay plataformas que ofrecen el formato de periódico digital por unos pocos dólares al mes (algunas ya incluso gratis). Y a partir de ahí serán los lectores los que tendran la última palabra.
¿Que la competencia es mucha hoy en día en internet? Pues claro. Y no mucha, muchísima. ¿Pero qué quieren? ¿Monopolio? ¿Semimonopolio? ¿Privilegios? Esto es internet, por fortuna. Y aquí no pueden controlar la situación con burocracia, permisos, amiguismos y demás (lo cual creo que molesta bastante a no pocos del gremio). Y esta internet, tremendamente libre y a la vez tremendamente competitiva, ha venido para quedarse. Quien no quiera o no pueda transformarse estará condenado a desaparecer.
Y sí, uno que desparecerá irremediablemente, más tarde o más temprano, será el periodismo escrito en papel. Pero no el periodismo escrito. El periodismo escrito goza hoy en día de una excelente salud, de un extraordinario momento. En internet, por supuesto.
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