Hoy (ayer para vosotros) me encontré en el trabajo con un compañero al que le dio un ataque de tos de golpe que casi le hizo vomitar. No le di importancia. Pero al rato le dio otro igual, ante lo que le pregunté que si se sentía bien (una fórmula de cortesía, porque era evidente que no lo estaba). Me dijo que me quedara tranquilo, que era algo normal, consecuencia de que había dejado de fumar el 4 de Julio (para acordarse de la fecha, añadió despúes). Supongo que le dio la última calada al último cigarrillo a las 23.59 del 3 de julio, así que llevaba sin fumar unas 36 horas. Y estaba así. Ignoro cuantos cigarrillos se fumaba al día, pero lo que está claro es que la nicotina produce un "mono" bastante fuerte.
Algo, dicho sea de paso, de lo cual yo no tenía ni la menor idea. Y es que mi experiencia como fumador se remonta a cuando yo tenía 15 y 16 años (hace casi 40 años), cuando fumaba entre 3 y 6 cigarrillos al día (y no veas lo mayor que me sentía, qué estupidez) y siempre sin tragarme el humo. Vamos, igualico que la juventud de hoy en día (añadiendo que no era oro todo lo que relucía, porque, aunque me pasó al lado y nunca la usé, a muchos de mi generación y mi barrio se los llevó por delante la heroína; pero bueno, esa es otra historia).
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