Maduro, en su deriva totalitaria y económicamente desastrosa (en lo que va de año Venezuela lleva un 176% de inflacción) no da puntada sin hilo. La semiliberación del opositor Leopoldo López (de la cárcel a arresto domiciliario) como concesión al buenismo zapateriano intenta, en la perversión del régimen, mostrar una aparente generosidad con el "golpista" para intentar, a sangre y fuego, permanecer en el poder, que es todo lo que le interesa, y para lo que está haciendo continuamente maniobras antidemócraticas de barniz democrático (que es como intentar tapar el sol con un dedo, pero, en fin, de un sujeto del calibre intelectual de Maduro poco más puede esperarse).
Por supuesto es motivo de alegría ese traslado a su casa de López. Pero no olvidemos que no es, ni de lejos, suficiente. Para él es encesaria la libertad total. Así como para todos los demás presos políticos (no recuerdo donde leí que en estos momentos es cuando más presos políticos hay en Venezuela). Y, por supuesto, que Maduro convoque cuanto antes elecciones presidenciales demócraticas, ante la desastrosa situación política y económica del país, para que sean los venezolanos los que hablen en las urnas.
Cosas que mucho me temo que no hará, porque lo único que este elemento pretende es seguir en el poder de cualquier manera, aunque sea a costa de hundir en una miseria inimaginable hace pocos años al país más rico de América Latina.
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