Cuando la izquierda en una campaña regresa a sus esencias y promete que va a solucionar todo de un plumazo, arrebatando a los ricos para dárselo a los pobres, independizandose de todos los poderes fácticos economicos mundiales, y demás palabrería progre solo hay dos posibilidades: que cumpla lo que promete o que no lo cumpla.
Si lo cumple nos encontraremos con un caso como el de Venezuela. Posible breve mejora temporal, debido al reparto de lo confiscado, para poco después llegar a un hundimiento total de la economía.
Y si no lo cumple veremos un caso como el de Grecia. La izquierda comportándose como la derecha, generando una total frustracción. Y al final un pueblo que puede entender la realidad y decide votar a los menos malos de todos.
Es lo que ha pasado en Grecia. Alexis Tsipras les prometió cosas imposibles de cumplir y al final los griegos se han dado cuenta y no les ha quedado más remedio que regresar a Nueva Democracia.
La historia de siempre con las recetas mágicas de la izquierda. En la Unión Soviética, en América Latina y en la Unión Europea. No son más que bonitos globos llenos de aire. Que cuando revientan se quedan en nada.
¿Aprenderan los españoles?
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