Casi no tengo palabras. En la civilizada Unión Europea en general y en la muy civilizada Francia en particular se ha decidido que la vida de un ser humano no merecía ser vivida y se le ha dejado de darle alimento y comida, lo que nueve días después le ha producido la muerte por deshidratación. Un ser humano, Vincent Lambert, que, dicho sea de paso, nunca dijo que quería morir en una situación así, un datalle no precisamente pequeño.
Al final han sido otros los que han decidido acabar con su vida, ignoro si pensando en hacerle un bien o en quitarse una carga de encima. Lo dicho, incalificable.
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