martes, 6 de diciembre de 2022

Checks and balances queridos, checks-and-ba-lan-ces

La expresión checks and balances muchos la traducen al español como separación de poderes. Pero en realidad es mucho más que eso. La separación de poderes se da en cualquier democracia civilizada (no en España, que se puede decir que es una democracia, pero desde luego no civilizada).

Pero el sistema estadounidense va mucho más allá. Los legisladores diseñaron un sistema hasta donde yo sé único en el mundo, donde los poderes no es que sean independientes unos de otros, es que se controlan mutuamente. Los distritos individuales y el escaso poder de los partidos hace que los elegidos, tanto representantes como senadores, sean responsables directamente ante sus electores. El Senado y la Casa de Representantes se controlan mutuamente, ya que ninguna de las dos cámaras legislativas está por encima de la otra. Para que una ley salga adelante debe ser aprobada por ambas. El Legislativo controla al Ejecutivo, el Presidente. Pero a la vez el Presidente controla al Legislativo, pudiendo vetar cualquier ley, lo que obliga a las cámaras a volverla a votar y que deba ser aprovada por una mayoría muy cualificada o de lo contrarío decae.

Los estados tienen un poder muy grande, por lo que los poderes federales, tanto Legislativo como Ejecutivo, son bastante limitados. Pero a la vez en los estados los controles de los poderes entre sí son los mismos que a nivel federal.

Y dentro de esos estados está el Poder Judicial, que controla a los otros dos. Judicial que controla también a nivel federal. Y con la figura máxima del famoso Tribunal Supremo, que al ser sus integrantes miembros con caracter vitalicio y con remuneraciones económicas altísimas se convierten en insobornables.

Se podrían añadir otros detalles, no menores, como las elecciones directas de jueces, jefes de policía, directores de distrito escolar, etc., que hacen que puestos prácticos de la vida diaria estén en manos de los votantes.

Todo lo anterior convierte al sistema estadounidense, defectuoso sin duda, como todo lo humano, en uno en el que, curiosamente, la desconfianza mutua y el control de todos produce algo que buscaban los legisladores, que nadie tenga mucho poder en sus manos. Vamos, checks and balances.

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