A uno le cuesta creer como un ser humano puede caer tan bajo,
como los intereses políticos egoístas pueden desfigurar a una persona, o tal vez lo contrario, como esos intereses políticos egoístas consiguen quitar la máscara que esa persona llevaba puesta durante años.
Hablo, por supuesto, de Edmundo Bal, de quien leo esto:
Según ha explicado [Bal] en declaraciones a LaSexta, le ha comunicado a Arrimadas su decisión “cinco minutos antes” de salir a comunicárselo a los medios. La todavía líder de Ciudadanos le ha pedido tomar un café antes, pero él le ha dicho que se tomarían el café “ya después” de su anuncio.
Hay que ser prepotente, hay que ir muy de sobrao para comportarse así con una mujer que vale diez veces más que él como persona y como política, y a la que Bal le debe todo lo que hoy es en Ciudadanos.
Este texto lo he programado para que salga publicado a las 10 de la mañana, hora española. Un par de horas después, a las 12 del mediodía, Inés Arrimadas dará una rueda de prensa en la que anunciará su decisión respecto a Ciudadanos, una vez conocida la traición de Edmundo Bal. Supongo que lo mejor para la vida personal y familiar de Inés sería mandar todo al cuerno y dejar que este sujeto hunda lo poco que queda de Ciudadanos. Pero no creo que lo haga, porque ella es dar las batallas. Aunque esta traición de Bal hace prácticamente imposible el reflote del partido liberal. Y pensar que este tipo hasta me caía bien.
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