Inés Arrimadas es una política de raza. Recuerdo sus memorables intervenciones en el parlamento catalán, atizando a Quim Torra a base de bien, que hacía que uno casi sintiese lástima por el sujeto, quien no sabía donde dirigir la mirada (indudablemente se equivocó cuando ganó las elecciones catalanas y no presentó su candidatura, testimonial sin duda, a Presidenta de Cataluña). Por eso no se va, porque, además de sentir la política en sus venas, es fuerte y decidida; así que va a dar la batalla contra un advenedizo como Edmundo Bal.
Tuve la oportunidad de asistir en directo a su intervención ante los medios y posterior rueda de prensa (por cierto, como ha mejorado su estilo, que antes era siempre medio macarrilla, pero que ahora deja eso para Sánchez y su tribu, sabiendo cuando tiene que emplear otro más serio en ocasiones como esta, en plan mujer de Estado). El eje central, tanto en la intervención como en las respuestas, fue el de presentar una lista unitaria en la Asamblea General extraordinaria, convocada del 13 al 15 de enero. Pero dejando muy claro que si Bal no retira su candidatura ella presentará la suya. Y todo apunta a que este hombre no va a dar marcha atrás, porque sigue con su chulería. A propósito, que las formas de Bal han sido arrogantes y groseras, mientras que las de Arrimadas las han presidido la educación.
Inés Arrimadas en su intervención y respuestas tiró también de hipocresía, como cuando insistió en que Bal es su amigo (con amigos como ese no se necesitan enemigos) y cuando respondió que no sabía cuantos diputados de Cs apoyaban a Bal y cuantos a ella (si lo sé yo a ocho mil kilómetros ¿cómo no lo va a saber ella?). Pero supongo que eso es parte del trabajo de alguien que está en política.
Genial Inés en tres momentos. El primero cuando alguien le preguntó por la afirmación de Bal de que Cs no podía ser un apéndice del PP, respondiendo ella que tampoco del PSOE. El segundo cuando un periodista mencionó algo de conservadores y progresistas y su respuesta fue que ahora mismo lo progresista es alejarse cuanto sea posible de Irene Montero. Y el tercero cuando dejó muy claro que sus diferencias con Bal son ideológicas, basadas en las leyes del solo si es sí y trans. Las cosas claras y el chocolate espeso.
Leo que Arrimadas y Bal se han reunido durante una hora en el Congreso y que parece haber habido ciertos avances. El problema es que Bal se ha metido en una auténtica ratonera con su altanería. Dar marcha atrás sería quedar como un memo, pero Arrimadas es mucha Arrimadas para luchar contra ella. Tal vez pensó que la jerezana se achicaría, pero no ha sido así. Las espadas están en todo lo alto.
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