Hay que luchar contra la corrupción, nos cuentan todos los políticos en general y los socialistas
en particular. La corrupción es algo tan grave para el actual Presidente del Gobierno que hasta, para luchar contra ella, promovió una moción de censura contra el anterior por una mención en una sentencia (mención que luego se demostró errónea, pero por luchar contra la corrupción que no quede, en estos asuntos mejor pasarse que no llegar). Los socialistas que gobiernan España dan tanta importancia a la lucha contra la corrupción que nos han recordado día y noche todos los casos en este tema en los que se ha visto envuelto el PP.
Pero cuando la corrupción tocó a sus líderes andaluces, las cosas cambiaron. No para decir que no hay que luchar contra la corrupción, por supuesto, sino para que entendamos que esos condenados por corrupción son buenas personas que no se quedaron ni con un duro y que lo que hicieron fue por el bien de los demás.
Y ahora que la corrupción toca a los aliados políticos de Pedro Sánchez se nos explica que se sigue luchando contra la corrupción, pero que si la condena por corrupción es por haber desviado dinero por una idea política (aunque sea equivocada) y no en beneficio propio, entonces tampoco pasa nada, o pasa muy poco.
Dijo Emiliano García-Paje que hagan el favor de no tomarnos por tontos. La única realidad es que se ha luchado contra la corrupción cuando a Pedro Sánchez le ha convenido y se ha dejado de luchar cuando le ha convenido también. E igualmente dijo Paje que lo que está pasando lo entiende cualquiera. Porque lo que está sucediendo es que a partir de ahora la corrupción será más barata para favorecer a los socios de Pedro Sánchez. Es todo.
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