El Gobierno Vasco ha puesto el grito en el cielo porque el Lehendakari tiene que enfrentarse a la Justicia por haberse reunido con representantes de la ilegal Batasuna. Está más que claro para cualquier persona medianamente objetiva que la relación que ha mantenido Batasuna (y todo el conglomerado de asociaciones que la rodea) con ETA ha sido de simple dependencia. Por eso y no por otra cosa se decidió atacar judicialmente todo ese tejido político de apoyo al terrorismo.
Pero, como acertadamente afirmó Aznar, nunca el PNV (ni el nacionalismo vasco) ha querido derrotar a ETA. Simplemente la han condenado cuando les convenía, pero la han apoyado a la chita callando siempre (solo hace falta recordar la idea de Arzalluz de "el árbol y las nueces"). Por eso cuando el Estado, por medio de la Justicia, decidió dejar de contemporizar con el largo brazo político de ETA los del PNV se llevaron las manos a la cabeza. Y ahora, por lo tanto, ya que la ETA política y la Justicia están enfrentadas, el PNV opta por querer acabar con la Justicia.
Lo triste de la situación es que en esta guerra del PNV y el Gobierno Vasco contra la Justicia el PSE se quiere poner de perfil y pide "sensatez a todos". El primero que debería tener esa sensatez es el PSE, para darse cuenta de que en esta situación no cabe la neutralidad que pretende mantener, porque hay que decidir, o se está con el PNV o se está con la Justicia. Aunque tampoco sé por qué me asombro; el PSE hace mucho que decidió escoger las tesis nacionalistas de estar al lado de los terroristas y enfrentarse a la Justicia.
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