Pasé una etapa de mi vida, muy corta pero muy intensa, en la bella ciudad de Santa Cruz (Bolivia). Aún recuerdo el hotel Las Palmas, la calle Ilara, la pizzería Amadeus, la plaza 24 de Septiembre, los anillos (circunvalaciones) de Santa Cruz, y un largo etcétera de situaciones y lugares que regresan a mi mente.
Ayer ce celebró un referendum para la autonomía de Santa Cruz en dicho departamento, que todo apunta que fue aprobada mayoritariamente. El problema es que dicho referéndum cuenta con el rechazo frontal del Gobierno central.
Bolivia se rompe. La culpa es del inepto y racista Presidente, Evo Morales, que creyó que por haber llegado al poder con el apoyo mayoritario del pueblo, podía hacer mangas y capirote aún en las regiones donde no contaba con dicho apoyo, como Santa Cruz. Y digo inepto, porque con el ordeno y mando, sin ningún tipo de negociación, está quebrando Bolivia. Y digo también racista porque ese discurso incendiario de indígenas contra blancos está colocando a Bolivia al borde del enfrentamiento civil.
Amo a Bolivia. Además de la ya mencionada en Santa Cruz, pasé otra etapa de mi vida en Cochabamba, y conocí La Paz. Por eso me duele ver a Bolivia al borde la ruptura, primeramente económica (es lo que Santa Cruz está buscando con la autonomía), pero más principalmente social (la quiebra entre indígenas y blancos es ya casi insalvable), a la que puede seguir la política (se habla en algunos departamentos, concretamente 4 sobre los 9 que tiene Bolivia, encabezados por Santa Cruz, de secesión si las cosas se siguen poniendo mal), e incluso la militar (hay riesgo de guerra civil).
Como tantas otras veces, no sé si hay solución pacífica a esta dramática situación que vive Bolivia. Y como tantas otras veces también, mi corazón me dice que sí, pero mi cerebro me dice que no.
Yo tambien lamento lo que pasa allí. Bolivia se ha transformado con el tiempo en el laboratorio de pruebas de Hugo Chavez, y la presión que el gorila rojo está ejerciendo sobre la Organizacion de Estados Americanos es la muestra mas clara de ello.
ResponderEliminarDicen que despues de ser país pobre no hay nada. Pues si: hay ser país muy pobre. Bolivia, entre terratenientes corruptos y marxistas setenteros, está condenada.