Turquía ha traicionado a Israel, delatando a espías israelíes en Irán que espiaban el plan nuclear iraní, los cuales fueron detenidos y posiblemente torturados y asesinados. De esto cabe extraer cuatro lecciones.
La primera, que Turquía está girando cada vez más hacia el extremismo religioso; poco a poco, pero sin pausa.
La segunda, que Israel no debe colaborar con ningún país musulmán si no quiere poner su seguridad en peligro; con ninguno. Esperemos que haya aprendido la lección.
La tercera, que los países musulmanes no son de fiar. La traición es moneda corriente en ellos.
Y la cuarta, que esto es una prueba más de que Turquía no merece estar en la Unión Europea.
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