Comparto por completo la opinión de Manuel Molares do Val. No es de recibo que un Ministro del Interior reciba en su despacho (o que se reúna con, pero lo anterior es peor) a un poderoso político en el pasado (y por lo que se ve también en el presente) acusado de corrupción e investigado por las fuerzas del orden dependientes de dicho ministerio. Fernández Díaz debe dejar su cargo o será una losa de aquí a las generales para el PP.
Sé que la situación es francamente miserable, porque si dimite malo y si no dimite también. Palo si bogas y palo si no bogas. Pero las cosas son como son, dimitir será malo, pero no dimitir será muchísimo peor.
Dentro de unas pocas horas Fernández Días deberá comparecer en el Congreso por este turbio asunto y responder 15 preguntas. Da igual lo que diga. El mal ya está hecho. Y es grande.
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