Independientemente de mi opinion sobre el aborto (completamente contraria salvo pequeñas excepciones) lo que hizo Rajoy con este tema ha sido una estupidez del tamaño de una catedral.
En vez de liquidar el asunto por la vía rápida en el primer año de legislatura, con una simple derogación de la ley aprobada por Zapatero, volviendo completamente a la ley aprobada por Felipe González (que tampoco me gusta, pero estoy hablando de movimientos politicos no de convicciones personales, y aquella ley, guste o no guste -a mí no me gustó- fue mantenida por Aznar), prefirió enredarse en un mareamiento de perdiz por más de tres años que acabó como acabó, o sea, cabreando a una buena parte de sus votantes.
Y ello, unido a otros muchos asuntos (corrupción, subidas de impuestos, politización de los jueces, etc.), está llevando a que buena parte de sus votantes están dejando de serlo. Lógico ante tanta estupidez política.
Eso pasa cuando no se tiene convicciones y se obedecen órdenes de las mismas organizaciones más o menos secretas a las que pertenecía Zapatero.
ResponderEliminarQue Rajoy no tiene convicciones es evidente (bueno, tiene una, permanecer en el Gobierno a costa de lo que sea).
EliminarPero es que, además, el asunto del aborto, independientemente de las convicciones (más bien la ausencia de ellas), lo gestionó de la forma más políticamente estúpida que podía hacerlo, dejando descontentos a propios y extraños (que ya tiene mérito).
Saludos.