Sé que lo que voy a escribir no va a gustar a la gran mayoría, sean liberales o no. Pero creo que debo hacerlo.
Para empezar debemos remontarnos al año 1982, cuando el PSOE ganó sus primeras elecciones bajo la dirección del carismático Felipe González, acompañado por su mano derecha hasta 1991 Alfonso Guerra, quien cuando el PSOE llegó al Gobierno dijo que los socialistas iban a hacer tales cambios en la sociedad que "a España no la va a conocer ni la madre que la parió".
Pues así ha sido. Desde entonces hasta ahora, tomando la educación en las aulas como base, los socialistas han ido impulsando en la sociedad un total desarme moral, declarando la guerra sobre todo a la moral cristiana y a la unidad familiar. Así, poco a poco, se ha inculcado en las mentes de niños y jóvenes un "todo vale", sobre todo en el sentido sexual, que hace que ya los jóvenes hayan dejado de pensar en formar una familia para toda la vida, sino simplemente en mantener relaciones sexuales, cada vez más esporádicas, tanto con personas del otro sexo como del mismo. Como resultado la base familiar se puede dar por destruida en esta España del siglo XXI.
Lo anterior ha llevado a que las jóvenes ya no buscan un muchacho pacífico, cariñoso y trabajador para casarse con él y que sea el padre de sus hijos, sino una especie de macho alfa que las satisfaga sexualmente en el momento presente (luego ya vendrá otro), sin importar mucho (tal vez nada) si el sujeto ha pasado por la cárcel o el carácter violento del susodicho.
A lo que hay que añadir que la pornografía, tan defendida por los socialistas en sus primeros tiempos, ha llegado a límites en la degradación de la mujer que ya asustan a los mismos socialistas de hoy en día, lo que produce que los muchachos del presente no ven a una mujer como un ser humano igual a ellos, al que respetar y buscar una para que sea su compañera para toda la vida y la madre de sus hijos. Nada de eso, lo que ven es un simple objeto sexual en el que llevar a cabo sus más aberrantes fantasías sexuales vistas en la pantalla.
Seguimos. En el estilo de vivir de muchos jóvenes (ellos y ellas) se ha instalado una especie de "cultura del botellón" (por decirlo de alguna forma) que hace que el amor al esfuerzo se haya esfumado para ser sustituido más bien por el amor al ocio y al vivir de los demás.
¿Y Dios? ¿Y los principios morales basados en los mandamientos de Jesús en el Nuevo Testamento? Dile eso a la inmensa mayoría de los jóvenes de hoy en día y lo mínimo que harán es reírse en tu cara sin el menor complejo.
Esos son los mimbres. Ellos violentos, vagos y depravados sexuales. Ellas deseosas de machos alfas (normalmente uno detrás de otro) que las hagan sentir momentáneamente las mujeres sexualmente más felices del planeta. Todos, tanto unos como otras, sin moral ni freno.
¿El resultado? Muchas veces horrendos crímenes vengativos de los machos alfa despechados por haber sido rechazados por otro macho alfa, sobre sus ex o sobre los hijos de ellas, como los que hemos conocido recientemente y como otros que sucedieron hace ya tiempo y que poco a poco vamos olvidando. Completamente injustificables, sin duda. Que merecen que todo el peso de la ley (y más, porque la ley española es bastante suave) caiga sobre los culpables, condenándolos como mínimo a cadena perpetua.
Pero, dejando claro lo anterior, hay que añadir que espantos similares van a seguir produciéndose. Se ha quebrado la base que toda sociedad debe tener, que es la moralidad cristiana y la familia, y eso tiene y va a seguir teniendo un precio muy alto.
¿Hay solución? No. Bueno, sí, la podría haber. Potenciar la moral cristiana y la familia. Pero, como dije en el título, esa solución es completamente indeseable para la gran mayoría, así que ni los de arriba lo harán ni los de abajo lo permitirían. En realidad España va exactamente en el sentido opuesto, como lo demuestra la aceptación por la derecha del "matrimonio gay" y, aún peor, de la ley del aborto casi indiscriminado.
No, no hay solución. Al menos a nivel de sociedad. Como individuos, como familias, puede que alguien tome la decisión de romper con el desastre social que le rodea y seguir la senda de la moral cristiana, de la familia y del esfuerzo personal. Será duro, sin duda, en una sociedad que no solamente no valora dichos conceptos, sino que en muchas ocasiones guerrea abiertamente contra ellos. Pero también sin duda la recompensa individual y familiar de no participar del desastre presente y futuro sera segura.
Y, a nivel de grupo, del conjunto de la sociedad, poco más que añadir. Hace tiempo escribí:
Cuesta abajo, de noche, sin luces, sin frenos, sin conductor, a toda velocidad, borracha y teniendo sexo en el asiento de atrás. Dirigiéndose sin remedio hacia el precipicio, que no ve porque es más cómodo no verlo. España.
Y hoy añado:
Y con aberrantes crímenes después de tener sexo.
Te van a llover palos y tiens toda la razón. Cuando me enteré de lo del programa Adán y Eva me quedé atonito. En la muy liberada y post-cristiana Francia tal programa es simplemente impensable.
ResponderEliminarEl problema es que es la única solución, pero es indeseada por la inmensa mayoría. Nada que hacer.
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