El mundo al revés. No se trata de un juicio de unos antiguos miembros de un grupo religioso demandándole por daños y perjuicios o algo similar, sino el grupo religioso denunciando a una asociación de antiguos miembros por difamación y pidiendo que sea disuelta. No, no es una broma. Eso está sucediendo en España y se está dilucidando en el Juzgado de 1ª Instancia de Torrejón de Ardoz (Madrid), municipio cercano a donde tienen su sede nacional los autodenominados Testigos Cristianos de Jehová (en Ajalvir, un pequeño pueblo de Madrid), conocidos simplemente como Testigos de Jehová (TJ).
La demanda de los TJ es una auténtica estupidez. Por dos razones. La primera porque están consiguiendo que la Asociación Española de Víctimas de los Testigos de Jehová sea conocida por todo el país a un nivel que nunca imaginaron (incluidos artículos en medios digitales y periódicos impresos nacionales), lo que va a producir (ya debe estar sucediendo) que mucha gente que no sabía que existía sepa de su existencia, que sus argumentos sean infinitamente más leídos y que muchas personas que abandonaron los TJ la conozcan y se unan a ella. Y la segunda porque no hay la menor posibilidad de que ganen el juicio, por el más elemental derecho a la libertad de expresión y de asociación (además de que el juicio está siendo extraordinariamente bien planteado por el abogado de la asociación, que está citando a declarar a antiguos miembros que están destrozando a los TJ con sus testimonios). No sé quién ha tomado la decisión ni sus razones, pero por lo que leo los miembros de la asociación demandada están dando saltos de alegría; y con toda razón. Están consiguiendo una enorme publicidad gratuita, van a ganar la demanda e incluso podrían plantear otra demanda ellos por haber sido acusados falsamente.
Pero además este juicio demuestra varias cosas de los TJ como organización. La primera es su hipocresía; ellos desaconsejan a sus miembros ir contra otros miembros a los tribunales terrestres (por ejemplo, en casos de abusos sexuales y otros asuntos, como estamos viendo; uno, dos, tres y cuatro), pero en cambio la organización sí lo hace contra una asociación de antiguos miembros. La segunda es su miedo a la verdad; tienen miedo, mucho miedo, a que la verdad publicada por antiguos adeptos sea conocida por la sociedad y por eso intentan callarlos. La tercera demostración de este juicio es que para los TJ el fin justifica los medios; tratan de callar a los disidentes como sea; en vez de limitarse a seguir publicando sus ideas, no les basta con eso, sino que también quieren que nadie se les oponga. La cuarta es el nulo respeto que tienen a la libertad de expresión de los demás; esa libertad de expresión que ellos, con toda la razón, demandan para sí se la quieren negar a los que les critican. Y la quinta cosa que demuestra esta demanda de los TJ es el control que ejercen sobre sus miembros; si así se comportan intentando controlar y callar a los disidentes, sobre los que ya no tienen influencia ninguna, ¡qué no harán para controlar a los de dentro y callarlos cuando tienen alguna crítica!
Estamos, por lo tanto, ante una jugada judicial de los TJ que se va a volver contra ellos. Ya lo está haciendo, pero lo va a hacer aún más en el futuro.
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