No tiene ni nombre, está sumamente desorganizado y lejísimos, pero no me gusta nada.
Si mis temores se cumplen esta cosa, que por ahora no es ni tan siquiera tormenta tropical, sino la "depresión tropical doce", podría dejar a Irene en casi un juego de niños.
Y es que, como se puede ver, las previsiones apuntan para un huracán de categoría 2 para el sábado por la tarde. A partir de ahí hay varias posibilidades; la primera, que gire básicamente hacia el norte (o noroeste), en una trayectoria parecida a la de Irene, con lo que las aguas un poco más frías del Atlántico norte lo rebajarían de fuerza (lo mismo que con Irene); la segunda, que siga casi hacia el oeste (con cierta inclinación hacia el norte, claro), entrando en el Golfo de México, en cuyo caso, y considerando que con las temperaturas que estamos teniendo el agua tiene que estar casi hirviendo, va a agarrar una fuerza que ahora mismo no quiero ni imaginar, y que lamentarán profundamente los habitantes de la zona donde toque tierra; una tercera, que no variara para nada la trayectoria prevista, con lo que podría impactar directamente sobre la costa este de la Florida (o algún estado cercano). En cualquier caso un huracán categoría 2 cuando aún está en mitad del Atlántico es como para echarse a temblar. Repito, no me gusta nada.
Lo trataré de seguir y dejar caer algo por aquí, intercalándolo con otras cosillas de la actualidad.
Ya tiene nombre: Katia.
ResponderEliminarSaludos desde el norte de Virginia. :-)