El 30 de junio de 2010 el Tribunal Constitucional admitió a trámite el recurso de inconstitucionalidad del Partido Popular y del Gobierno de Navarra contra la ley del aborto aprobada por las Cortes a propuesta del Gobierno de Zapatero. De eso se han cumplido hace pocos días la friolera de cinco años.
Si estuvieramos hablando de una cuestión sobre el derecho a la libertad o el derecho a la propiedad sería grave; si estuvieramos hablando de una cuestión sobre el derecho a la integridad física sería muy grave; pero cuando estamos hablando de una cuestión que afecta nada más y nada menos que al derecho fundamental de todo ser humano, el derecho a la vida, el asunto es extremadamente grave, de una gravedad total y absoluta, valga de redundancia.
Y quiero dejar claro que en esta cuestión estoy dejando completamente de lado mi opinion personal sobre el aborto (que de todos es conocida que es absolutamente contraria al mismo). De lo que se trata es de que el TC no puede dejar de emitir su opinión sobre un tema tan de suma importancia por la friolera de cinco años. Y ello es así por una cuestión que es más que evidente, que el daño producido, de aceptarse el recurso, es irreversible.
La ley debió de ser suspendida, y el fallo haberse producido en menos de un año, y de este modo haberse cerrado el tema en lo que a su consticionalidad se refiere, en un sentido o en otro. O, dado que la ley no fue suspendida, haber fallado el TC en custión de semanas.
Porque de lo que estamos hablando es de una auténtica barbaridad. Solo por poner un par de ejemplos, ¿qué pasaría si, por ejemplo, a un Gobierno se le ocurre legalizer la entrada en domicilios por parte de la policía sin orden judicial? ¿O la detención indefinida sin presenter cargos? La pregunta es más que evidente: ¿Qué pasaría con los afectados por dichas violaciones después de cinco años? Pues evidentemente que no les quedaría más remedio que aguantarse, claro.
Pues bien, ante lo que estamos con la ley del aborto es infinitamente más grave, porque si el TC acepta los argumentos del recurso y declara inconstitucional la ley lo que habrá pasado es que se habrá violado el derecho a la vida de miles de seres humanos, a los cuales ya no se les podrá devolver dicho derecho, evidentamente.
Y lo peor (llegado a este punto no sé que es lo peor, sinceramente, pero es una forma de hablar) es que nadie dice esto. Ningún partido político con cierta relevancia se atreve a llamar al pan pan y al vino vino y urgir al TC a pronunciarse ya, para posteriormente exigir modificar la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, para exigir a dicho tribunal que en los recursos de incostitucionalidad de las leyes se pronuncie en un tiempo limitado y lógico, que debería ser no más de seis meses, o, como mucho, un año; y si para ello hay que dotar al TC de mayores medios, que se haga, porque para lo que le interesa al partido de turno en el Gobierno, bien que hay medios, así que para esto, que es de cajón que se necesita muchísima más prontitud, también debería haber la exigencia y los medios para llevarla a cabo.
Sea como fuere, la realidad es que cinco años para pronunciarse sobre un recurso en el que se habla del derecho a la vida es evidente que es una auténtica barbaridad. Y que hay que cambiar las cosas para que algo así no vuelva a pasar jamás. Bueno, hay no, habría. Porque como funcionan determinadas cosas en España la desgracia hace que la esperanza de que las cosas cambien sea bien poca, si es que es alguna.
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