Es curioso lo que ha pasado en Grecia con el famoso referéndum convocado por Tsipras. El día 5 de julio los votantes griegos claramente dicen que están en contra de un acuerdo con la Troika para obtener dinero prestado a cambio de una política económica de austeridad. Y el día 13 (ocho días después) Tsipras firma con esa misma Troika ese mismo acuerdo para obtener ese mismo dinero prestado a cambio de esa misma política económica de austeridad.
O sea, que simplemente Tsipras está haciendo lo contrario del mandato que le dieron los votantes griegos... ¡ocho días despúes! Lo que vemos es que, de forma clara y desvergonzada, Tsipras instrumentalizó el referéndum (y con él a la democracia misma), para posteriormente cargarse la democracia. Así de simple.
Si este sujeto tuviera algo de vergüenza política lo que haría es dimitir o, en el peor de los casos, convocar elecciones anticipadas para que sea el pueblo el que se vuelva a pronunciar sobre los nuevos programas electorales. Algo que creo que al final tendrá que hacer, pero no por vergüenza política, sino por obligación de las circunstancias. Después, eso sí, de haberse cargado la democracia.
Y la Unión Europea ha colaborado en ese desprecio a la voluntad de los griegos libremente expresada. Debería haberla respetado y dejar que siguieran su camino, libres y dignos, en vez de someterlos a un nuevo chantaje terrorista.
ResponderEliminarEn el fondo, todos los políticos europeos comparten con los Socialistas la convicción de que saben que es lo que te conviene mejor que tu mismo. Yo por el contrario creo que entre adultos hay que respetar las decisiones ajenas, incluso si conducen al suicidio.