Algunas multas son increíbles, por el descaro en el afán recaudatorio y por la indefesión total del multado. Pero lo cierto es que el hecho de que los que son potencialmente víctimas de dichas injusticias (o sea, todos) no se organicen para que, en función de su libertad y a través de la democracia, las mencionadas injusticias dejen de suceder solo significa una cosa, que no son ciudadanos, sino simples votantes.
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