Es fácil hacer leña del árbol caído, pero más complicado es talar uno. Eso lo sabe y lo practica la mayoría de la prensa española, en todos los casos en general y con Juan Carlos de Borbón en particular. En su día le guardaron el secreto (estamos hablando de periodistas, ¿eh?) de su corrupción económica (comisiones ilegales, enriquecimiento ilítico, etc.) y su corrupción moral (adulterio tras adulterio, ¿decenas? ¿centenares?). Hoy, ya caído en desgracia, disfrutan sacando titulares que le destruyan aún más.
Pero nadie toca a Felipe de Borbón. Hasta ahora no hay rumones de que sea un corrupto o un infiel. Pero ya empiezan a aparecer cuestiones, de otra índole, a las que debería responder (por ejemplo: una y dos). Pero él lo ignora y la prensa calla.
Mal asunto. Ya no son aquellos tiempos, señor rey y señora prensa. Y si para Felipe VI se camina la misma senda de Juan Carlos I, puede que se llegue también a su mismo final. Pero mucho antes. Y sin sucesión.
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