La España política se ha convertido en un teatro. O en un circo. O en una comedia bufa. O en todo a la vez. Sinceramente, me hace muchísima gracia ver a socialistas y a ciudadanistas fingiéndose enfrascados en sesudas negociaciones para llegar a un acuerdo y dar a España un gobierno medianamente respetable. Para ello han de aparentar que no suban sumar; PP+P's=192. Y también han de simular que son ciegos y sordos; Rajoy y el PP han dicho un millón de veces que no van a votar a favor de Pedro Sánchez bajo ningún concepto, mientras que Pablo Iglesias y Podemos han asegurado otro millón de veces que no van a apoyar una alianza del PSOE con Ciudadanos (el mismo millón de veces que Ciudadanos igualmente ha afirmado que no pueden caminar junto a Podemos). Todo ello perfectamente lógico, por otra parte (ni el PP puede dar paso a Sánchez sin desmoviliar -aún más- a su electorado, ni Ciudadanos puede pactar con Podemos sin desaparecer a manos del PP, ni Podemos puede dar lugar a un pacto entre PSOE y Ciudadanos sin dejarse en el camino al menos la mitad de sus apoyos electorales).
Hasta he leído no sé donde que han dicho que "van a necesitar semanas" (literalmente) para sus profundísimas negociaciones. La verdad, no sé cuanto más va a durar todo esta farsa; y también ignoro cual va a ser el último acto, es decir, de que forma van a dar por rotas esas aparentes negociaciones, para que luego se dé paso a la realidad, al acuerdo entre PSOE y Podemos, con el apoyo tácito de los separatistas, que ya está más que fraguado por Pedro Sánchez y su círculo de confianza.
No entiendo toda esta auténtica payasada de cara a la galería. O, mejor dicho, sí, la entiendo. Entiendo que Pedro Sánchez quiere mostrar ante la opinión pública "que lo ha intentado" con Ciudadanos, pero que el PP no le dejó. Y entiendo también que Ciudadanos desea dejar la idea ante los votantes de que es un partido moderado, centrista, dialogante, pero que "los extremos" de PP y PSOE no le permitieron llevar a buen puerto la nave. Lo que no me entra en la mente es que alguien con algo de conocimiento político (no hace falta mucho, la verdad) se puede creer algo de todo esto.
Y así estamos, sentados frente a un escenario en el que se lleva a cabo esta bufonada política. Porque de todo esto, como he leído también no recuerdo en qué sitio, lo único real es que viene a confirmar lo que todos ya sabíamos. Que España no es un país serio. Así que lo único que queda es divertirse con el sainete. Yo por lo menos lo estoy haciendo.
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