¿La culpable, entonces, fue Inés Arrimadas por defenderse con nombre y apellidos?

Al artículo de El País es vomitivo: Las redes condenan en minutos y de por vida: el caso Inés Arrimadas. Hay que leerlo de principio a fin para ver la miseria moral de la escritora y el escritor.

Dos frases dignas de enmarcarse:

La líder de Ciudadanos en Cataluña publicó la imagen del mensaje para anunciar una denuncia jurídica sin quitar el nombre de su autora y bastó una simple búsqueda para localizarla en Facebook y en Linkedin.
y
También se ha criticado que anunciara esta denuncia con los datos personales visibles.

Vamos a ver, señora Lucía y señor Jaime, que quien hizo un deseo brutal a cara descubierta, con nombre y apellidos y además diciendo en plan chulo que sabía a lo que se exponía fue la tipa esa. ¿Y ahora resulta que es Inés Arrimadas la que tiene la culpa de que la individua en cuestión sea conocida y le caiga encima una tormenta mucho mayor de la que ella se jactaba de esperar?

Y luego sigue con que si los que la insultaron también podrían incurrir en delito (que los denuncie entonces, digo yo) o con que si ahora aparecerá en internet de por vida que cometió esa barbaridad (que se lo hubiera pensado antes, digo yo también).

Lo dicho, que no hay por donde coger el artículo.

Bueno, sí, Algo se salva, la conclusión:

Lo que sí es cierto es que a menudo olvidamos que Facebook es un espacio público y no la barra de un bar y, por tanto, lo que decimos tiene consecuencias públicas. Estas consecuencias nos pueden parece excesivas o injustas, pero lo cierto es que no podemos controlarlas. Lo que sí podemos controlar es lo que decimos y, por supuesto, si nos sumamos o no a uno de estos linchamientos.

Muy cierto. Lo dicho, algo es algo.