Alguien dijo algo parecido a que los adversarios políticos están fuera del propio partido y los enemigos políticos están dentro de ese propio partido, por lo que hay que cuidarse mucho más de los de dentro que de los de fuera. Y tenía toda la razón. Si no me creen, lean:
"Lo que ella [Inés Arrimadas] quiere es la refundación de Luis XIV, del ordeno y mando", resumía Bal esta mañana en un corrillo informal con periodistas en el Congreso, poco antes de que dieran comienzo los actos institucionales del Día de la Constitución. "La rueda de prensa que dio ayer fue lamentable, inadmisible, ha provocado mucho malestar dentro del partido", aseguraba el dirigente del partido naranja muy indignado por el órdago que le lanzaba su compañera de filas. ... El número dos de Cs en el Congreso se defiende de las acusaciones lanzadas en los últimos días por Arrimadas, a la que acusa de comparecer ayer ante la prensa haciendo gala de un "estilo bravucón" impropio de quien habla de "tener una lista de unidad". "Eso es mentira", decía ofuscado Bal ante varios periodistas, reprochando a su compañera no haber trabajado estos cinco meses de refundación para aglutinar una candidatura que represente a todos.
O para mí o para nadie. No Inés Arrimadas, evidentemente, sino Ciudadanos. Porque ese brutal ataque personal contra Arrimadas (lindezas como ordeno y mando, seguidas por lamentable, inadmisible y continuadas de estilo bravucón y de eso es mentira) además de que romper todos los puentes entre los dos hace algo peor, dinamita el partido. Con esas palabras, Bal marca como será su campaña, totalmente insultante y con el ánimo de desprestigiar todo lo posible a la actual líder. De eso solamente pueden salir dos resultados, uno malo y otro peor.
El malo es que Inés gane la elección interna y salga con un liderazgo totalmente debilitado porque una buena parte del partido y del electorado hay creído las muy negativas palabras de Bal sobre ella. ¿Quién puede apoyar un partido liderado por alguien que es, en palabras de otro dirigente, una dictadora, que se comporta de forma lamentable e inadmisible, y que es bravucona y mentirosa?
Por cierto, que en su intervención ante los medios Arrimadas en ningún momento atacó personalmente a Bal, sino que simplemente expuso unas razones políticas y punto. Por contra él desarrolla un salvaje ataque ad hóminem contra Inés, (mucho peor del que había lanzado días antes -uno y dos-), sin tocas ni un solo tema político. Y ese tipo de ataques retratan al que los hace, no a quien los recibe.
Pero sigamos con los posibles resultados de la elección en Ciudadanos. El peor es que sea el propio Bal el vencedor, que provocaría una salida en masa de buenos políticos de Ciudadanos (probablemente los mejores), siguiendo el ejemplo de Begoña Villacís, que ya ha dejado claro que no querrá saber nada de un Ciudadanos dirigido por este hombre.
Se habla de una llamada tercera vía, alguien que no fuera ni Arrimadas ni Bal. En mi opinión la única con posibilidades sería la ya nombrada Begoña Villacís y está claro que ella no lo aceptaría, porque tendría un futuro mucho más brillante en el PP (municipal de Madrid, Comunidad de Madrid e incluso nacional), partido en el que tiene las puertas abiertas y donde sería recibida con banda de música.
El mencionado como posible líder de esa tercera vía es Adrián Vázquez, eurodiputado de Cs. Eso me recuerda el final de CDS y de UPyD. ¿Alguien recuerda quién sucedió a Adolfo Suárez en uno y a Rosa Díez en el otro? Yo no. Unos enterradores anónimos.
Ya queda poco de aquel Ciudadanos que pudo ser y no fue. El desastre que Albert Rivera entregó no lo ha podido arreglar Inés Arrimadas. Y ahora, con la actitud de Edmundo Bal, Ciudadanos está definitivamente muerto. Triste.
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