La ministra de Igualdad se supera a sí misma. Ayer les dijo a los del PP que promueven la cultura de la violación por hacer dos campañas, una en Madrid y otra en Galicia (los carteles están abajo), en las que se pone el foco en la autoprotección de las mujeres.
Ya he dejado clara mi posición al respecto aquí. Primero fue en Es mentira, estás sola, escrito un poco con los sentimientos; después en Vosotras, radicales feministas, sois unas insensatas machistas, escrito con bastante cabreo; y en la misma línea fue La Ministra de Igualdad, esa insensata machista.
Pero es que lo de esta mujer, insultando groseramente a un partido político por el solo hecho de que el mismo intenta animar a las mujeres a que ejerzan medidas de prevención, ya es el colmo de todos los colmos. Lo que está haciendo Irene Montero es demostrar que la seguridad de las mujeres no le importa lo más mínimo, sino que lo único que le importa es su ideología.
No es mi caso. Creo en la libertad. Y creo que cada mujer tiene el derecho a ir libremente por donde le plazca y hacer lo que quiera donde le apetezca. Pero por encima de eso siempre aconsejaré a las mujeres (como lo he hecho toda la vida con mi hija) a cuidarse, a no ir a determinados sitios y a no hacer determinadas cosas para no exponer su integridad física y sexual.
En ese sentido las campañas madrileña y gallega me parecen totalmente acertadas. Les enseña a las mujeres eso, autoprotección. Puro sentido común.
Y por lo mismo me revuelve el estómago leer a la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, que la campaña de la Comunidad de Madrid debió ser en el sentido de "Mira lo que haces, vigila a tu amigo, y no adulteres bebidas ajenas", porque lo que hace la campaña madrileña es "culpar a las víctimas".
Sí, se debería hacer también campañas como las que menciona Rosell, pero eso no elimina las otras. Son complementarias. Y sin duda las más efectivas serán las que animan a las mujeres a autoprotegerse, porque por más que se desanime a los violadores a dejar de serlo, siempre habrá muchos que persistirán en el delito (como ladrones, asesinos, etc.).
Y es que la campaña madrileña no culpabiliza a las víctimas, sino que simplemente anima a las mujeres a usar el sentido común para no convertirse en víctimas. Y en el caso de la campaña gallega va más allá, porque los carteles de la foto íntima y de la chica que regresa a casa van también en la línea de desanimar a los potenciales acosadores. Pero eso le trae sin cuidado a Victoria Rosell, quien, como su jefa Irene Montero, cuando tiene que elegir entre su ideología o las mujeres se queda, por supuesto, con su ideología.
Por eso, por poner la ideología antes que las personas, estamos como estamos.
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