He estado haciendo cuentas, y me he percatado de que he estado escribiendo sin parar sobre el tema del terrorismo etarra y en particular sobre el asunto de las negociaciones entre el Gobierno y ETA aprobadas por el Congreso. Siete mensajes seguidos (con este ocho), más al menos la mitad de los inmediatamente anteriores. Supongo que la desgraciadamente histórica decisión del Congreso de amparar esas negociaciones lo justificaba. Pero el mundo no se acaba ahí.
Mi postura sobre el asunto creo que es clara. Estoy en contra de cualquier negociación con ETA (más en contra si es política), con la posible excepción de cuando la banda de asesinos muestre la intención de rendirse incondicionalmente, para tratar alguna salida para los terroristas, tanto presos como libres.
No es el caso. ETA sigue atentando y exigiendo. Por lo tanto, muy mal el Gobierno, el PSOE y los demás. Y muy bien el PP.
Por lo demás, a menos que se produzcan movimientos destacados en esta cuestión del terrorismo, quiero intentar dedicarme a otros temas, que los hay, y muchos. Tampoco quiero ni obsesionarme con el asunto ni volverme monotemático.
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