Parecía cosa del pasado. Pero no. Es cosa del presente. Arnaldo Otegi y Pernando Barrena, líderes de la organización terrorista Batasuna, han sido recibidos por el Presidente del Gobierno Vasco en funciones, y que probablemente seguirá ostentando dicho cargo, Juan José Ibarretxe.
Lo que han dicho estos elementos es lo mismo de siempre, que el Gobierno debe negociar con ETA, que hay que reconocer el "derecho de autodeterminación", que hay que incluir en la fantasmal Euskal Herria a Navarra, y cosas por el estilo. Nada nuevo. Nada destacable.
Lo que sí me parece destacable es que Ibarretxe reciba a estos elementos, ligados a un partido político ilegalizado por sus conexiones con el terrorismo etarra. Y escandaloso. Simple y llanamente me parece un acto de rebelión de Ibarretxe hacia el Estado. Con toda probabilidad no hay motivos jurídicos para actuar contra Ibarretxe por esta reunión. Pero políticamente me parece eso, rebelión, traición.
Una rebelión y una traición que quedan aún más patentes cuando uno lee en la notica que ha sido "el encuentro más largo de la ronda de contactos para la formación de gobierno". Es decir, que parece que este señor, Ibarretxe, le da más importancia a Batasuna que a los demás partidos políticos con representación parlamentaria en el País Vasco (aunque todos sabemos que Batasuna tiene sus representantes, pero esa es otra historia; bueno, no, otra parte de la misma historia).
Este hombre, Ibarretxe, me merece todo el respeto del mundo como persona. Pero como político me merece exactamente el mismo desprecio que respeto como persona, es decir, todo.
En fin, así están las cosas es la España de hoy, con terroristas en las instituciones. Y mucho me temo que no será lo peor que tengamos que ver.
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