Son cosas que, desde mi residencia precisamente en Estados Unidos, simplemente no entiendo. Hay que criticar a Estados Unidos sin sentido (lo cual me parece una estupidez) pero hay que importar cualquier fiesta de dicho país (lo cual me parece otra estupidez, además en clara contradicción con la anterior).
La única explicación que me viene a la mente es que España ha perdido por completo su identidad nacional, y ya como colectividad no tiene ni puñetera idea de lo que es. Y, por supuesto, vendrán quienes se aprovecharán de ello. Pero ése es otro tema.
Si hay algo que envidio, amigo Palacios, es ver a los norteamericanos con la mano en el corazón cuando suena su himno o se iza la bandera, independientemente de lo que ocurra a continuación: un partido de fútbol, un combate de boxeo, un espectáculo musical...
ResponderEliminarPuedes creerme: siento una profunda envidia y una gran pena al mismo tiempo. En España se desprecia la bandera, el himno nacional y las tradiciones. Se maldice a Norteamérica por intervencionista y ahora se critica que el presidente electo se muestre aislacionista. ¿En qué quedamos? Porque mientras tanto, mientras no perdemos ocasión de vituperar a Norteamérica, continuamos con nuestro paletismo de importar usos y costumbres ajenos a nosotroscon desprecio de lo propio: en inglés suena mejor. Y las castizas rebajas españolas ahora se llaman black friday, y parece ignorarse o no tenerse en cuenta que el Samhain celta le gana por goleada en trienios de antigüedad al importado Halloween.
Yo me curo de la vergüenza ajena teniendo en mi salón una bandera de España. En realidad parece un banderín de un coche oficial y fue uno de los regalos que sus compañeros hicieron a mi suegro (Q.E.P.D.) con motivo de su jubilación como Policía Nacional.
Estimado Armando Salas, muchísimas gracias por esta participación, con la que no puedo estar más de acuerdo.
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